martes, 21 de diciembre de 2010

Ayer me decidí por ir a la sierra. Impresionante el día. Lo mejor fue a la vuelta del Salto del Cabrero (siempre me ha gustado ese nombre, creo que por eso me gusta ir a ese sitio). No se cuantas veces he estado ahí pero siempre me gusta, y es un paseo muy sencillo. Cómo no, a la vuelta a casa, ya en el coche me paró la Benemérita de los cojones y me registró todo lo registrable, que si de donde venía, que si a donde iba, que si hacía mucha niebla para ir por ahí solo, que si ahora te doy por culo, en fin, está guay, si no pasan estas cosas tedría menos cosas que contar a los nietos. Por cierto me querían quitar la navaja que llevo al campo desde hace treinta años, pero gracias a su infinita condescendencia que encima, gilipollas de mí, le agradecí, no me la quitó.

1 comentario:

Pau dijo...

Qué fuerte… el sapo también!