Hoy he andado doscientos millones de kilómetros. Por cierto en Talat Harb un carajote como otro cualquiera me ha hecho andar media hora más de la cuenta. El hombre quería que le ayudara a comprar cerveza y, claro, a eso no me pude negar. Solidaridad ante todo. La cosa es que él no podía comprarla (según decía) por supuesto que en un caso así lo más seguro es que termines en el tienda de papiros del gachó, pero no pasa nada, con eso ya se cuenta, con lo que no conté es que el tío me dijo que la tienda de cerveza en cuestión estaba en la esquina, señalando la próxima esquina, pero la esquina de pronto no era esa, sino la siguiente, pero resulta que tampoco era esa... así sucesivamente no se cuantas esquinas, hasta que amablemente me despedí de él aunque para mis adentros debo confesar que me cagué en sus castas todas.
Hoy había dos micro manifestaciones, una pro Gadafi y al mismo tiempo otra contra Gadafi y entre ambas un cordón de militares. Lo mejor fue cuando se marcharon todos. Es el momento de los debates, la gente se queda en la calle comentando la jugada y se van formando corrillos hablando, discutiendo y argumentando todo lo que acaba de ocirrir. Es buenísimo. Látima que no se árabe.
Mañana hay otra mani, pero de cosas de aquí mismo.
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