El centro está en medio de todo lo que lo rodea.
jueves, 11 de diciembre de 2014
lunes, 29 de septiembre de 2014
Más cerca.
Aquello que estaba lejísimos
ahora está un poco más cerca. En estos cuatro años no sé cuantos libros llevaré
leídos, estudiados, repasados y releídos, son miles de páginas. Esto visto con
un poco de distancia es algo descerebrado, o quizás todo lo contrario, algo de
lo que el córtex prefrontal tiene mucha culpa.
Cuatro años que han discurrido a
velocidad vertiginosa. Tengo completamente presente estar estudiando en casa de
Mostafa o en la terraza del Dahab Hostel rodeado de gatos, haber estado
infinitas horas sentado en mi casa frente a algún libro, haber estado paseando
eternamente, durante horas por la orilla del Nilo, amado clandestinamente, en
un mundo en el que besar es un delito, el estar paseando por las azoteas de
Giza, haber perseguido barbudos de nuevo por Barcelona, el ayudar a mi hija,
brocha en mano, en su primer gran proyecto entre pruebas de evaluación
continua, el haber aprovechado al límite el periodo entre exámenes para vivir
una revolución, traerme experiencias y trabajo que forman parte de mí, para, en
el siguiente periodo entre exámenes, devolvérselo, en su casa a los que me
ayudaron, haber desamado, amado, odiado, haber vivido un año de clausura, haber
pasado por el infierno, haber pasado del amor al odio, camino de la
indiferencia. Tengo presente haber estado absorto buceando entre receptores
serotoninérgicos y también está igual de presente el no haber sido capaz de
leer dos palabras seguidas con mi espíritu siquiera cerca de mi cuerpo.
Son cuatro
años que han pasado a la velocidad de la luz y que no son más que un comienzo de
algo que quiero empiece a terminar ya.
Empieza de nuevo esta locura y me deseo
mucha suerte.
Aquello que estaba lejísimos
ahora está un poco más cerca. En estos cuatro años no sé cuantos libros llevaré
leídos, estudiados, repasados y releídos, son miles de páginas. Esto visto con
un poco de distancia es algo descerebrado, o quizás todo lo contrario, algo de
lo que el córtex prefrontal tiene mucha culpa.
Cuatro años que han discurrido a
velocidad vertiginosa. Tengo completamente presente estar estudiando en casa de
Mostafa o en la terraza del Dahab Hostel rodeado de gatos, haber estado
infinitas horas sentado en mi casa frente a algún libro, haber estado paseando
eternamente, durante horas por la orilla del Nilo, amado clandestinamente, en
un mundo en el que besar es un delito, el estar paseando por las azoteas de
Giza, haber perseguido barbudos de nuevo por Barcelona, el ayudar a mi hija,
brocha en mano, en su primer gran proyecto entre pruebas de evaluación
continua, el haber aprovechado al límite el periodo entre exámenes para vivir
una revolución, traerme experiencias y trabajo que forman parte de mí, para, en
el siguiente periodo entre exámenes, devolvérselo, en su casa a los que me
ayudaron, haber desamado, amado, odiado, haber vivido un año de clausura, haber
pasado por el infierno, haber pasado del amor al odio, camino de la
indiferencia. Tengo presente haber estado absorto buceando entre receptores
serotoninérgicos y también está igual de presente el no haber sido capaz de
leer dos palabras seguidas con mi espíritu siquiera cerca de mi cuerpo.
Son cuatro
años que han pasado a la velocidad de la luz y que no son más que un comienzo de
algo que quiero empiece a terminar ya.
Empieza de nuevo esta locura y me deseo
mucha suerte.
Aquello que estaba lejísimos
ahora está un poco más cerca. En estos cuatro años no sé cuantos libros llevaré
leídos, estudiados, repasados y releídos, son miles de páginas. Esto visto con
un poco de distancia es algo descerebrado, o quizás todo lo contrario, algo de
lo que el córtex prefrontal tiene mucha culpa.
Cuatro años que han discurrido a velocidad vertiginosa. Tengo completamente presente estar estudiando en casa de Mostafa o en la terraza del Dahab Hostel rodeado de gatos, haber estado infinitas horas sentado en mi casa frente a algún libro, haber estado paseando eternamente, durante horas por la orilla del Nilo, amado clandestinamente, en un mundo en el que besar es un delito, el estar paseando por las azoteas de Giza, haber perseguido barbudos de nuevo por Barcelona, el ayudar a mi hija, brocha en mano, en su primer gran proyecto entre pruebas de evaluación continua, el haber aprovechado al límite el periodo entre exámenes para vivir una revolución, traerme experiencias y trabajo que forman parte de mí, para, en el siguiente periodo entre exámenes, devolvérselo, en su casa a los que me ayudaron, haber desamado, amado, odiado, haber vivido un año de clausura, haber pasado por el infierno, haber pasado del amor al odio, camino de la indiferencia. Tengo presente haber estado absorto buceando entre receptores serotoninérgicos y también está igual de presente el no haber sido capaz de leer dos palabras seguidas con mi espíritu siquiera cerca de mi cuerpo.
Son cuatro años que han pasado a la velocidad de la luz y que no son más que un comienzo de algo que quiero empiece a terminar ya.
Empieza de nuevo esta locura y me deseo mucha suerte.
Cuatro años que han discurrido a velocidad vertiginosa. Tengo completamente presente estar estudiando en casa de Mostafa o en la terraza del Dahab Hostel rodeado de gatos, haber estado infinitas horas sentado en mi casa frente a algún libro, haber estado paseando eternamente, durante horas por la orilla del Nilo, amado clandestinamente, en un mundo en el que besar es un delito, el estar paseando por las azoteas de Giza, haber perseguido barbudos de nuevo por Barcelona, el ayudar a mi hija, brocha en mano, en su primer gran proyecto entre pruebas de evaluación continua, el haber aprovechado al límite el periodo entre exámenes para vivir una revolución, traerme experiencias y trabajo que forman parte de mí, para, en el siguiente periodo entre exámenes, devolvérselo, en su casa a los que me ayudaron, haber desamado, amado, odiado, haber vivido un año de clausura, haber pasado por el infierno, haber pasado del amor al odio, camino de la indiferencia. Tengo presente haber estado absorto buceando entre receptores serotoninérgicos y también está igual de presente el no haber sido capaz de leer dos palabras seguidas con mi espíritu siquiera cerca de mi cuerpo.
Son cuatro años que han pasado a la velocidad de la luz y que no son más que un comienzo de algo que quiero empiece a terminar ya.
Empieza de nuevo esta locura y me deseo mucha suerte.
viernes, 2 de mayo de 2014
domingo, 9 de febrero de 2014
La escalera.
Se puede andar por una carretera toda la vida, subir por una escalera, también se puede estar inmóvil, quizás dependa de lo que se elige. Si se sube muy alto puede dar vértigo y quizás den ganas de bajar y quedarse a medio camino, más cómodo, pero ya conoces lo que hay arriba y no te puedes quedar, sabes que solo se puede seguir subiendo. Pero puede ser divertido subir y bajar, jugar por el camino, jugar a engañarse, reírse de uno mismo y con los que te vas encontrando. Te puedes sentir tan bien que quieras quedarte y olvidar lo que sabes, pero es imposible, lo dice un amnésico. No se puede olvidar, inevitablemente en algún momento tienes que dejar atrás lo que ya escalaste. En alguna extraña ocasión te acompaña alguien un tramo en la subida, pero el miedo a las alturas es poderoso.
¿Qué prefiero, marchar sin decir adiós o despedirme? Pues no sé, pero da igual, no hay nadie, lo que es cierto es que ya no te puedes engañar más y de nuevo no queda otra que dejar atrás lo que siempre estuvo atrás.
No duele. El dolor también se queda abajo, cuando se termina el juego se termina el dolor.
Hasta que quieras quedarte. Creo que me quiero quedar ya, arriba. Subir cansa.
Bueno, voy a subir a mi casa.
¿Qué prefiero, marchar sin decir adiós o despedirme? Pues no sé, pero da igual, no hay nadie, lo que es cierto es que ya no te puedes engañar más y de nuevo no queda otra que dejar atrás lo que siempre estuvo atrás.
No duele. El dolor también se queda abajo, cuando se termina el juego se termina el dolor.
Hasta que quieras quedarte. Creo que me quiero quedar ya, arriba. Subir cansa.
Bueno, voy a subir a mi casa.
miércoles, 15 de enero de 2014
Suscribirse a:
Entradas (Atom)